Hace ya un año y medio que me mudé de Bologna. Ahora vivo en un pequeño pueblito al norte de Italia, se llama Agordo y tiene la misma cantidad de habitantes que mi pueblo de la infancia (del que tanto me preocupé por escapar cuando era mas joven). Problemas no resueltos? quien sabe...
Hace mas de 4 años que no escribo una entrada en este blog, en realidad mi aventura en Bologna empezó enseguida que dejé de escribir. Estaba tan desesperada por encajar y tan ansiosa por construir mi nueva vida que como todas las cosas que he empezado en los años después de unas semanas que se va el entusiasmo y la motivación inicial pues lo dejo. No es que vaya a ser diferente ahora, es solo que estoy en casa sola porque tengo Covid y bueno, tengo bastante tiempo libre. En realidad no tengo la minima intención de escribir esto para nadie más que para mi, quiero que quede en la nube como un backup de mi memoria así que si en algún momento me pierdo, puedo acorddarme quién fui (o soy), de como pensaba, de las cosas en las que creía y que cosas consideraba importantes. Entonces siempre voy a poder volver y leerme. Quiero acordarme de mis viajes, de las risas y de las anecdotas de todos los días. Siempre quise tener un diario para documentar todas estas cosas pero siempre fui muy poco constante en mi vida y es una de las cosas que estoy tratando de cambiar. No digo que lo vaya a conseguir como por arte de magia pero he leído mucho sobre autoconocimiento y espiritualidad en el último tiempo y necesito poner en práctica ciertas teorías y creo que este tiempo me va a servir justamente para eso. Agunas de las frases que me vienen a la mente cuando escrio estas palabras son citas de los libros que leí: "los pensamientos crean intenciones, las intenciones crean acciones, las acciones crean habitos y los habitos crean tu realidad" (o era mas o menos así)
Antes de profundizar el motivo que me trajo hasta acá, que no es el motivo real de esta entrada, quiero compartir como fue el destierro de lo que pensé que era mi lugar en el mundo en ese momento y en donde creí que podía envejecer... el lugar en el que por primera vez pensé "lo logré, llegué... y ahora?". Y bueno gente, ni se hagan esa pregunta porque ahí interviene el universo y te sopla todo el castillo de cartas, te da dos hostias y te dice: perdona...¿decías?
Cuando tuve que dejar Bologna era como si tuviese que dejar una parte de mí. Y es que con cada final también hay un nuevo inicio y como en cualquier mudanza se tiran a la basur cosas que ya no sirven, y lo mismo pasa con nosotros. En un nuevo inicio podemos enterrar algo viejo y hacer florecer lo nuevo, como las serpientes que cambian la piel. Obviamente es un proceso muy doloroso porque nos identificamos con esa persona que somos (o mejor dicho "eramos") y tenemos que "matar" una parte de ella para dar comienzo a lo nuevo. Creo que sin dudas esa es la parte que más asusta, sobre todo porque no tenés idea de como va a ser la parte nueva.
En mi experiencia fue la primera vez que en un inicio sufrí tanto. Creo que lloré en continuación como por 3 meses y no fui feliz por mucho más tiempo. Tuve que decidir que era suficiente y plantarme a mi situacion y decidir que tenía que cambiar, que tenía que encontrar un lado bueno porque sino no iba a ser feliz nunca, no importaba donde. Y ahí fue que entendí que no es lo que nos pasa, sino la perspectiva con la que vivimos lo que nos pasa, y que entonces ser feliz es una eleccion que nada tiene que ver con el contexto, sino con nuestro estado interior.
Ahora que ya pasó mucho tiempo quiero compartir la carta que le escribí a Bologna en un intento de anestesiar todo esa tristeza que sentía... porque las palaras ayudan cuando hay una madeja de emociones toda enredada que no sabemos manejar. Escribir apacigua todas esas voces que quieren hablar al mismo tiempo y ordena las ideas.
La carta la escribí en italiano porque necesitaba esa cercanía que te da el idioma, que me hacía sentir más cerca..
"Bologna 8 ottobre 2020,
Non mi aspettavo
che questo momento accadese, al meno non così presto. Se mi chiedevano un mese
fa quale era la mia priorità, la mia risposta senza dubbio era: vivere a
Bologna. Però sono consapevole che alla vita le piace un sacco metterci alla
prova spingendoci fuori la nostra zona di comfort. Se guardo indietro la mia
vita è cambiata tantissimo nell’ultimo periodo, è vero, ma era già cambiata
prima solo che nella corsa costante in cui mi trovavo non mi ero mai fermata a
vederlo. Il momento dei saluti è arrivato e niente mi dispiace più che
lasciarti: a te che in questi 3 anni e mezzo mi hai dato tanto. Cazzo, non ci
sono parole per spiegarti ciò che signinifichi per me. Sono arrivata con 25
anni e una valigia di sogni (che pesava più di me) e mi hai aiutato a farli
realtà uno a uno. Non è stato facile fin dall’inizio: con te non è stato un
amore a prima vista come si potrebbe credere, anzi, è stato un amore che si è
costruito piano piano che caminavo per le tue strade e i tuoi vicoli e mi
lasciavo perdere negli spazi, sempre con la speranza e la voglia di lasciarmi
sorprendere di ciò che avevi da
offrirmi. E mi hai dato tanto! Quando mi chiedono di descriverti posso solo
dire: Bologna è Bologna! Perché è cosi, non ci sono aggetivi che ti possano
descrivere, perché sei un enorme bagaglio di tutto! Però la Marianela che è
venuta non è più la persona che sono ora e anche se tu sei la stessa, ciò che
tu rappresenti per me è pure cambiato. Ho capito che non eri tu, ero io che
sono arrivata piena di paure, sogni e progetti e che in un barcollo constante
fra uno e l’altro sono riuscita a crearmi una vita qua. Sono arrivata senza
sapere qual’era il mio posto nel mondo e tu mi hai dato un senzo di
appartenenza che non sentivo da tanto. Però ho capito che non eri proprio tu,
sono state tutte le persone che hanno formato parte della mia vita in questi
anni e tutti i ricordi che ho con loro in ogni angolo che fanno che tu sia
diventata così speciale: Le passegiate in biciletta, le serate in giro per i
bar oppure seduti in piazza a bere le birre calde, le cene all’osteria del
sole, le cene a casa di leo, le giornate di studio all’università o in
biblioteca. Le giornate di primavera nei giardini margherita, il bicchiere di
porto in via mascarella, le innumerabile sbronze in via del pratello, il fine
serata a pizza casa... e potrei continuare per ore. Sei un bellissimo bagaglio
di ricordi, e di una conferma che mi porterò sempre dentro di me: che posso
fare tutto ciò che mi propongo! Che non sei stata tu, ma sono stata io a vedere
il bello in tutto ciò che mi circondava. Tu sei stata il mezzo che mi ha
permesso di conoscere la cosa più importante e di cui sono fiera: Le persone. I
miei amici che sono la mia famiglia e che mi porterò sempre con me ovunque
vada. Gli anni dorati sono passati, anche se alcune di queste persone rimangono
ancora, tante altre se ne sono andate. Non sei più la Bologna di cui mi sono
innamorata, perché senza di queste persone sei una città piena di persone
sconosciute che vengono e vadono alla ricerca di opportunità. Ma le mie
persone, quelle che mi hanno fatto innamorare dalla vita, me le porterò con me
sempre.
Tu non sei stata
il fine, tu sei stata il mezzo che mi ha permesso portarmi tutto questo nel
cuore.
Devo ringraziare
alla Marianela di 3 anni e mezzo fa per essere arrivata all’appartamento in via
san rocco 22 (dove tanti di noi abbiamo mille ricordi, casa nostra) e con tanta
nostalgia devo chiudere questo capitolo, ma sono felice! Ho capito che casa la
faccio io, tu sei stata solo il mezzo e ti sarò sempre grata!
Ora devo andare"
Y como todo, después de la tormenta viene la calma, y entendí que lo unico estable en esta vida es que todo está cambiando continuamente y aceptar eso te libera... te permite disfrutar del presente porque no va a ser así por siempre: ni cuando estás feliz, tampoco cuando estás triste. Esa impermanencia de nuestra vida es lo que nos da la capacidad de poder disfrutar al maximo de la experiencia que estamos viviendo... porque nunca se sabe cuando va a ser la última vez.
Y concluyo con esta frase que no puede ser más perfecta
"LIFE'S A JOURNEY NOT A DESTINATION"
Innamorati del processo...